martes, 16 de noviembre de 2010

¿Qué es una Iglesia Bautista Reformada?

Si me preguntasen “¿Qué tipo de congregación son ustedes?” no dudaría en responder “¡Somos una iglesia Bautista!”. Creemos en verdades a las que algunas veces se les ha llamado “Distintivos Bautistas”.

También contestaría que somos una “iglesia Reformada”, puesto que apoyamos las grandes doctrinas de la Reforma Protestante respecto a la salvación del hombre. En este sentido no me molesta que a nuestra congregación se le identifique como una iglesia “Bautista Reformada”, y deseo hablar del tema “¿Qué es una Iglesia Bautista Reformada?”

I. LAS ESCRITURAS

Primeramente, una Iglesia Bautista Reformada es una iglesia local que reconoce la autoridad suprema de las Sagradas Escrituras. En cuestión de la fe, esto es, en las cosas que creemos, y de la práctica, esto es, en las cosas que hacemos, nuestra única autoridad es la Palabra de Dios. Si algo, ya sea de fe o de práctica, es contrario a la Biblia, entonces, no importa quién alegue, no importa qué buenos argumentos se emitan a su favor, no podemos aprobarlo.

Reconocemos que en el funcionamiento de una iglesia local habrá cuestiones para las cuales no exista un mandamiento bíblico específico. Por ejemplo, tomemos como ilustración al tesorero de una iglesia. Será difícil encontrar un capítulo y un versículo que especifique que se debe tener uno, pero reconocemos que tales cosas son necesarias, y son de acuerdo al principio bíblico que especifica que todas las cosas se deben hacer decentemente y en orden.

Aún así, afirmamos enfáticamente que cuando no hay una orden bíblica específica para algo, no vamos a ver tal cosa o situación como sagrada y obligatoria. Cuando la Palabra de Dios no justifica algo, no vamos a estar bajo esclavitud de esa situación o cosa, pero cuando las Escrituras claramente llaman a algo, ninguna consideración nos hará hacer lo contrario.

Deseamos tener nuestras consciencias marcadas por los límites de la Palabra de Dios, pues creemos que ésta es la verdadera libertad. Creo que una serie de asuntos que se dan en algunas iglesias Bautistas de hoy en día no tienen bases bíblicas verdaderas. Son parte de la iglesia porque se introdujeron hace varios años y ahora son parte de la “Tradición Bautista”. De hecho mucha gente da por sentado que son bíblicas, pero si se les reta a encontrar las evidencias bíblicas de tales costumbres, tendrían problemas para encontrarlas.

En otras áreas, hay cosas que las Escrituras claramente ordenan, pero que han sido abandonadas por la mayoría de las iglesias Bautistas modernas, y debemos hacer un llamado para que se adopten de nuevo. La cuestión de la gobernación por ancianos es un ejemplo de este punto. Las iglesias Bautistas solían tener ancianos; actualmente, en la mayoría de las iglesias Bautistas, esto ya no se practica. Pero creemos que si vamos a ser un verdadero modelo de las iglesias del Nuevo Testamento tenemos que retomar el concepto de gobernación por ancianos. La Escritura lo presenta. ¡Nosotros debemos tenerlo!

Así que los Bautistas Reformados no se gobiernan por la tradición, ni por la opinión de los hombres, ni por los sentimientos, ni por el pragmatismo, sino solamente por la Palabra de Dios. Creemos en la autoridad de la Escritura, y deseamos en nuestra vida como iglesia ser un modelo conforme a la Palabra de Dios. Debemos siempre pedir y buscar que Dios intensifique nuestro entendimiento de Su Palabra, y debemos estar siempre prestos a cambiar cualquiera de nuestras prácticas si es que está fuera de los límites de las Escrituras. La actitud que dice “No importa lo que la Biblia dice, así siempre lo hemos hecho” es para nosotros espantosa, y en efecto, pecadora. Debe ser “para la ley y el testimonio”, o ¿qué dicen las Escrituras?

II. LA PREDICACION

En segundo lugar, los Bautistas Reformados creen en la pre-eminencia de la predicación de la Palabra de Dios. Creemos que la predicación de la Biblia debe tener el lugar central en nuestros servicios. ¡Creemos que nada puede o debe tomar el lugar de la predicación de la Palabra!

Nuestra convicción es que la iglesia de Cristo ha sufrido porque ha degradado la predicación de la Palabra. Creemos que los seminarios y colegios bíblicos deben ser pre-eminentemente instituciones que preparen y estimulen a predicadores. Creemos que en cualquier lugar la gente de Dios debe ser alentada y animada a orar que el Señor dote hombres con el don de la predicación, y que Él dé predicadores a Sus iglesias, siervos predicadores, muchos predicadores. Creemos que hay una gran necesidad en las iglesias de Cristo de reconocer la importancia de la predicación de la Palabra de Dios, y que hombres jóvenes deber de ser animados a estudiar teología, historia de la iglesia, y los sermones de grandes predicadores del pasado, y que deben trabajar duro para llegar a ser buenos expositores de la Biblia.

III. LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA

En tercer lugar, los Bautistas Reformados declaran su creencia sin temor alguno en aquellas doctrinas que a veces son llamadas “Las Doctrinas de la Gracia”, y en otras “Los 5 Puntos del Calvinismo”. Con esta expresión queremos especificar las doctrinas de la depravación total, elección incondicional, expiación limitada, llamamiento eficaz, y la perseverancia de los santos. Nos regocijamos en estas grandiosas verdades que sostienen la soberanía de Dios en la salvación del hombre, y que tan gloriosamente afirman la realidad central de que la salvación es sólo por gracia, ¡y que la salvación es Jehová!

Nos gozamos en que las doctrinas de la gracia están enlistadas en la Segunda Confesión de Fe de Londres de 1689 y en muchas otras confesiones Bautistas de la historia. Declaramos que en 1861 cuando Charles Spurgeon abrió el gran Tabernáculo Metropolitano en Londres, Inglaterra, celebró la ocasión teniendo invitados de renombre que predicaron sermones acerca de estas doctrinas. Y aún así, no es que creemos en estas doctrinas porque Spurgeon o cualquier otro bautista las predicó. Tampoco las creemos por el hecho de que estén enlistadas en las confesiones bautistas históricas, aunque nos regocijamos que así sea, sino que las creemos porque están claramente presentadas en las Sagradas Escrituras.

Reconocemos que vivimos en una época en la que estas verdades fundamentales son ignoradas, e incluso descaradamente negadas por muchos que profesan el nombre de “evangélicos” y “Bautistas”. Sabemos que son verdades poco populares, pero son verdades, y las recibimos y nos regocijamos en ellas.

¡También nos gustaría enfatizar que no sólo las creemos sino que además sostenemos que deben de ser claramente predicadas y enseñadas desde el púlpito!

Hoy vivimos la trágica situación en que los hombres dicen, desde el púlpito, que creen en las doctrinas de la gracia pero que rehúsan predicarlas y enseñarlas a su gente. El resultado es que las iglesias están llenas de gentes que ignoran las grandes verdades de las Escrituras (y de la fe bautista de la historia), y por lo tanto, se empapan de verdades totalmente opuestas - las cuales reciben por la radio y publicaciones religiosas. Si un hombre llega a predicar las doctrinas de la gracia a tales congregaciones, se generan escándalos y oposiciones. Esto es trágico, pero común. Creemos que en nuestros días se necesitan las doctrinas de la gracia, y que nuestra gente necesita ser instruida en ellas.

IV. EVANGELISMO

A continuación nos gustaría afirmar que los Bautistas Reformados creemos en la necesidad y responsabilidad de evangelizar. Ya no tenemos más simpatía por el Hiper-calvinismo ni por el Arminianismo.

No creemos que hay incongruencia entre la soberanía de Dios en la salvación de Sus escogidos y Su mandamiento de predicar el Evangelio a toda criatura. Si pareciera haber alguna dificultad en nuestras mentes al compaginar cualquiera de las verdades de Su Palabra, es por lo entenebrecido de nuestro entendimiento y por el remanente de pecado en nosotros, y creemos que nuestro deber es obedecer la Palabra, la entendamos o no. ¡Nosotros creemos en el evangelismo!

Ahora, es verdad que no creemos mucho de lo que sucede bajo el nombre de ‘evangelismo moderno’ en pleno siglo 20. Creemos que mucho de lo que hoy en día es llamado ‘evangelismo’ es poco más que psicología y mercadeo. Estamos espantados por las acciones superficiales que se dan bajo ese nombre; estamos horrorizados por las presiones, trucos y planes calculados para producir “decisiones” y estadísticas impresionantes; tales actos causan tremendos estragos en el alma de los hombres.

El hecho de que creamos en el evangelismo no significa que vayamos a cooperar con cada proyecto que lleve ese nombre. ¡Creemos que en el evangelismo, como en todo lo demás, debemos ser gobernados por la Palabra de Dios! Aún así, insistimos que creemos en el evangelismo, y nuestra oración es que Dios nos mantenga conscientes de la necesidad de evangelizar. Que Dios nos dé la carga de la responsabilidad de evangelizar, sabiendo que es para Su gloria y para la salvación de los hombres.

Creemos que es nuestra responsabilidad dar a conocer el evangelio primeramente a nuestra comunidad, y al mundo entero. Creemos en las misiones, nacionales y foráneas, y creemos que debemos de buscar las almas de los hombres con pasión y usando todas nuestras facultades.

V. ADORACION

Por último, permítanme afirmar que una iglesia Bautista Reformada es una iglesia local con un serio enfoque en la adoración. El Dios que alabamos es un Dios de majestad, gloria y santidad. Y el Dios de la Biblia es Aquel a quien los ángeles del cielo constantemente claman “Santo, Santo, Santo”; le adoran de día y de noche; Él es grande y merecedor de toda alabanza. Creemos que cuando nos congregamos para alabar este grandioso y glorioso Dios de la Biblia, debemos hacerlo con reverencia y santo respeto. ¡Creemos que debemos sentir un TEMOR REVERENCIAL en nuestros corazones cuando nos reunimos a adorar a nuestro Dios!

Tú dices: “Pero seguramente debe de haber gozo también”. Sí, efectivamente, estamos de acuerdo, pero además debe de ser un gozo que sea en el Señor, no un gozo que surja de los “sentimientos”, sino uno que surja del conocimiento de Dios, un gozo moderado y controlado por la reverencia.

Creemos que hay un abismo que separa un servicio “muerto”, de un servicio serio, espiritual. El primero no es deseado, el segundo sí. Ahora, dado este deseo de adorar al Señor de manera reverencial, creemos que cualquier cosa que le reste mérito no debe de ser aceptada entre nosotros. La frivolidad (o informalidad) y las niñerías están fuera de lugar y son incongruentes con la adoración a Dios.

También creemos que la música en la iglesia debe de ser gobernada por el gran hecho central de Aquel a quien adoramos. Mucha de la música que invade las iglesias hoy en día parece poco más que una imitación del mundo. Hay muy poca diferencia entre la música que se toca en la iglesia y la que se presenta en la televisión o en espectáculos mundanos - claro, excepto que las palabras que se cantan son “religiosas” más que “seculares”. Pero el espíritu que prolifera es el del mundo; la atracción es para la carne. Esto aborrecemos y rechazamos; esto no tiene lugar en el centro de adoración a Dios. Lo que es sagrado no debe de ser prostituido y empleado como entretenimiento, debemos diferenciar lo santo de lo profano. Si la gente quiere divertirse, pues que sus sentidos se agudicen yendo a lugares seculares de diversión para que se entretengan; que no pretendan que están adorando o en un servicio en donde la diversión está a la orden del día. ¡No! Cuando nos reunimos a adorar queremos dejar el mundo afuera, queremos apelar no a la carne sino a los sentidos, que nuestro culto sea racional; queremos, no la sofisticación del mundo sino la sencillez de Cristo. ¡Oh, que cuando adoremos sintamos el temor de Dios en nuestras almas! ¡Oh, que veamos algo de la gloria vista por Isaías y por los siervos de Dios del mundo antiguo!

Esta es, pues, la clase de congregación que buscamos construir. Otras cosas pudieron haberse mencionado, pero sólo hemos procurado tocar algunos de los puntos básicos.

Que Dios levante muchas congregaciones sobre toda tierra y sobre la faz del mundo que deseen las mismas doctrinas y que luchen por ellas. ¡Que el Señor sea glorificado en y a través de Su Iglesia!

lunes, 6 de septiembre de 2010

lunes, 19 de julio de 2010

Algodón de azúcar: Carta a un futuro pastor - Pastor Humberto Pérez

Veo que tienes una disposición hermosa para servir al Señor y que anhelas hacerlo. Amas la Biblia y amas la oración, y amas la comunión con Dios. Pero quiero corregirte un pequeño defecto religioso. Cuando te refieres a la teología, parece que la miras con sospechas como algo casi opuesto a lo que tú sientes y eres y como si ella fuera una alternativa a todo eso. Quizás estés pensando en los que hacen teología per se y se entretienen y divierten en investigaciones fútiles y sin provecho y pierden el tiempo buscando nuevas verdades, cuando las tienen al lado y son ya longevas. No hay nada nuevo bajo el sol de la teología. Lo nuevo, han dicho, es herejía.

Pero hay una teología que es bíblica, el pensar ordenado y doctrinalmente dentro de la Biblia y que sirve de fundamento y columna de la fe. Pablo, que es el autor que escribió la mayor parte del NT no escribe una sola carta sin teología aplicativa y no piensa ni siente a Dios sin conocerlo, y eso es teología, ni pastorea ni da consejos o exhortaciones sin ella porque no hay otra forma de hacerlo. Piensa por ejemplo en Gálatas, la inocente Filipenses, y no digamos Romanos o Efesios. Sin embargo, es una teología como la que leemos en Calvino cuando escribe en sus comentarios y en su Institución, para beneficio de la iglesia y para ayudar a los pastores y maestros de ella.

No podrás adorar bien, ni orar bien, ni cantar bien, ni sostener tu fe, ni ser salvo sin ella. Si Dios te da una vida larga como la mía, un ministerio largo como el mío, verás que es cierto lo que te digo. Sin teología te desmayas, claudicas, retrocedes, y sin explicaciones teológicas, el duro ministerio te derrumba. Yo no puedo levantar mis manos a Dios sin sostener en alto una verdad que me lo haya explicado ni besar al Hijo, sin ella. Si no enseñas teología a tus hijos ellos no serán buenos creyentes, si es que llegan a serlo. El secularismo universitario los destrozará y retrocederán espantados como asustadillos conejos. Educa a tu familia con teología bíblica, no sólo con historias bíblicas sino con las verdades eternas que ellas enseñan. Puedes hacerlo sin citar a Agustín o a Calvino, aunque bien harás si ellos llegan a admirar a esos personajes y a devorar sus libros.

La vida pastoral y especialmente la predicación sin teología, como dijo Spurgeon, o con sólo un par de onzas de ella, aunque posea todo lo otro, oración, alabanza, es como esos dulces que conozco como algodón de azúcar, que los niños comen en parques y ferias, donde una máquina le da vueltas a unos granos de azúcar hasta que toman un tamaño extraordinario, y los muchachos se los lamen en un dos por tres. Muchas vueltas, mucho volumen, dulzón, pero poco peso y contenido. La gente se relame de gusto y le pasa la lengua al sermón, pero no se nutre, sólo se tragan calorías.

Fuente: http://pastorhp.blogspot.com/

miércoles, 28 de abril de 2010

¿Son Bíblicos los "llamados al altar"?

En primer lugar es necesario aclarar que en la iglesia no existe ningún altar. ¿Qué es un altar? Altar es un monumento dispuesto para inmolar una víctima y ofrecerla en sacrificio. En el romanismo introdujeron ese termino en sus iglesias, debido a que dicen ellos, allí repiten en cada misa el sacrificio de Cristo, por esta razón la llaman "el sacrificio de la misa", aunque también esa expresión es inapropiada, porque allí nunca se realiza ningún sacrificio cruento, es decir, con derramamiento de sangre.

Para poder entendernos los seres humanos, necesitamos comprender y darle el mismo significado a las palabras que empleamos, sino estaríamos intentando lo imposible, de querer comunicarnos en idiomas diferentes. Lo que ocurrió en Babel fue precisamente eso, el juicio de Dios que confundió las lenguas y no pudieron entender el habla de su compañero.

El Señor nos manda que nuestro hablar sea conforme a Su Palabra, y no conforme a las modas y costumbres que los hombres han impuesto, por muy sinceras u honestas que nos parezcan. 1Pd.4: 11 "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios".

Hasta aquí hemos establecido dos puntos indispensables para poder tener un dialogo normal e inteligente. Primero, que hemos de utilizar las palabras con el verdadero sentido que cada una de ellas tiene, dentro del idioma que usamos. Si alguno tiene dudas sobre el significado de algún vocablo, lo más cuerdo es que consulte con un diccionario de la lengua castellana y verifique el sentido y verdadero alcance de esa palabra.

Segundo, si se trata de un tema bíblico, es imprescindible comprobar con la Biblia cual es el verdadero sentido en que Dios la utiliza, para que nuestro hablar sea realmente conforme a Su Palabra, y no necesariamente a la palabra de los hombres. Hoy, que tenemos a nuestro alcance con tanta facilidad una concordancia, busque esa palabra y compruebe a la luz de su contexto cómo la emplea Dios, y ese debe ser el valor y sentido que debemos darle para que nuestro hablar sea realmente conforme a Su Palabra.

Cualquier diccionario le dará el significado a la palabra "altar" como el lugar donde se realizan sacrificios cruentos, es decir, con derramamiento de sangre de una víctima que es derramada en libación. Y la Biblia la emplea en el mismo sentido.

En Ex.20, donde se encuentran los diez mandamientos que Dios le entregó a Moisés, dice Dios en el verso 24 "Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos".

En el libro de Levítico, donde están las instrucciones para los sacerdotes levitas, dice por ejemplo en el cap. 1: 5 "Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar".

Las pocas referencias que encontramos en el Nuevo Testamento al altar, son alusiones al altar del templo judío. Y cuando en Apocalipsis menciona un altar, es dentro del simbolismo del libro, para indicar el verdadero símbolo que representaba el altar terrenal, señalando el lugar sagrado que corresponde en el cielo.

El tabernáculo fue ordenado por Dios construirlo, de acuerdo al modelo que le mostró a Moisés y que corresponde a símbolos terrenales, para representar cosas celestiales.

Pero JAMÁS el Nuevo Testamento hace referencia que alguna iglesia tuviera altar ¿Por qué? La respuesta es obvia, porque la iglesia descansa sobre el único y perfecto sacrificio que realizó el Señor Jesucristo, el cual fue "consumado" por el verdadero Cordero de Dios.

Heb.9: 26 "se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado".

Heb.9: 27 "Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos".

Heb.10: 10 "mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre".

Heb.10: 14 "porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados".

Heb.10: 11-12 "ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios (en el templo), que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios".

Los romanistas, que no se guían por las Sagradas Escrituras, desarrollaron desde el siglo XI una ceremonia litúrgica que fue evolucionando gradualmente, hasta llegar a lo que en nuestros días llaman "el sacrificio de la misa".

Aunque allí no existe el sacrificio de una victima cuya sangre debería ser derramada sobre el altar, ellos insisten en repetir una ceremonia sobre "un altar", porque evidentemente el sacrificio que Cristo realizó una sola vez para siempre, no les es suficiente. Ellos pueden hacer lo que se les venga en gana, total siempre han mostrado un desprecio irreverente y absoluto por la Palabra de Dios.

Pero una iglesia evangélica, que dice creer y aceptar ese único y perfecto sacrificio que realizó el Señor Jesucristo una sola vez para siempre, y que dice basarse en el modelo bíblico de acuerdo a las enseñanzas de Su Palabra, no tiene justificación alguna para seguir hablando que allí continúa existiendo un altar ¿Qué sacrificio están repitiendo?

En la iglesia cristiana no existe altar, porque no existe más sacrificio, debido a que el Cordero de Dios se ofreció en sacrificio una sola vez para siempre, jamás se volverá a repetir, debido a su perfección la cual fue consumada en la cruz del Calvario.

Es muy grave seguir hablando de un altar dentro de la iglesia cristiana, porque se estaría menospreciando el sacrificio único y perfecto que realizó el Señor Jesucristo para siempre. Si no hay otro sacrificio, no debe existir otro altar.

Hemos de ser muy cuidadosos con los términos que empleamos para referirnos a las cosas del Señor, porque es hasta blasfemo hablar de un altar dentro de la iglesia y no corresponde a lo que Dios dice en Su Palabra. Que nuestro hablar sea conforme a Su Palabra.

Ahora que he aclarado esta parte que considero la más importante de la pregunta, me referiré a continuación a esa gimnasia que se realiza en muchas iglesias, de llamar adelante a los que quieran ser salvos, como si allí van a estar más cerca del cielo o del Señor.

El mismo Señor que está adelante, también está en la banca donde cada uno se sienta, está en todas partes.

Es lamentable el triste espectáculo que presentan las iglesias con esas prácticas antiescriturales, porque muchas personas viven cada semana pasando adelante, debido a que nunca han llegado a tener la seguridad de su salvación eterna. A ellos la salvación les dura unos pocos días y necesitan salvarse cada Domingo. O necesitan ayuda urgente mediante una oración para calmar su dolor.

Aunque la Biblia dice que somos salvos eternamente. (Heb.7: 25) "por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios". El regalo que ofrece el Señor es vida eterna, y no vida hasta el próximo Domingo. (Jn.10:28) " Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". Siempre hemos de confrontar con las Escrituras para ver si esas cosas deben ser así. Eso era lo que hacían los hermanos fieles de Berea, (Hch.17: 10) "escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así".

Hemos visto que en ninguna iglesia del Nuevo Testamento existió un altar, porque no existe otro sacrificio que presentar. Y ahora sobre la practica de pasar adelante, tampoco vemos que existió en la iglesia Neotestamentaria.

Cuando Pedro predicó el evangelio el día de Pentecostés, la muchedumbre se compungió de corazón y preguntaron ¿qué haremos? No les dijo: "Pasen adelante, o levanten la mano los que quieran ser salvos". Simplemente les dijo (Hch.2: 37-38) "arrepentios". Porque la salvación es por creer de corazón, no por pasar adelante o levantar la mano.

Allí no existía el emocionalismo, ni los coros que apelan a los sentimientos, ni ninguna estratagema de hombres. Solamente existía la poderosa Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo quebrantado los corazones, por eso llegó a ser una iglesia poderosa.

Si alguien considera que esa practica de hacer los llamados para que la gente pase a los pies del pastor o al frente del púlpito es correcta, debe poder demostrarlo con la Biblia. ¿Dónde dice eso o aparece como ejemplo para seguir? ¿No están en el Nuevo Testamento todas las instrucciones para que sepamos como debemos conducirnos en la casa de Dios? (1Tm.3: 15).

Esto de hacer llamados para pasar al altar, no es otra cosa que llevar a la gente a los pies del pastor, o sencillamente un acto de tradición romana, debido a que efectivamente no existe ningún altar en la iglesia ¿o Ud. sabe cual es el altar? En una iglesia católica podemos ver el "altar" donde colocan a su dios de harina y lo parten en dos en sacrificio en cada misa. Pero en una iglesia evangélica ¿ha visto alguna vez un altar? Naturalmente que no, porque no existen allí.

No es otra cosa que una parte de un sofisticado plan elaborado para llevar a la deificación de esos líderes que se complacen en ser venerados, y se aprovechan del sincero sentimiento religioso de algunos y del fanatismo de otros, para crear toda una atmósfera efervescente de emocionalismo generalizado, donde pueden manipular las personas, vaciarle los bolsillos y recibir esa adoración que tanto satisface sus egos.

La Biblia nos advierte que el corazón del hombre es idolátrico. (Hch.10: 25-26) Cuando Pedro visitó la casa de Cornelio: "Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies adoró, mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre".

También lo vemos en el caso de Pablo en la ciudad de Listra (Hch.14: 11-15) cuando la multitud vio la sanidad que hicieron, gritaron: "Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros... Cuando lo oyeron los apóstoles, rasgaron sus ropas y se lanzaron entre la multitud, dando voces, y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros".

Los apóstoles siempre repudiaron toda clase de veneración al hombre, por esta razón cuando predicaban el evangelio, solamente hacían un llamado al arrepentimiento, pero jamás a pasar adelante a los pies de ellos, o pedirles que levantaran sus manos los que quisieran ser salvos, para satisfacer sus egos y ver "cuantos se habían convertido" con su predicación, como si la obra de la salvación fuera mérito de ellos.