lunes, 8 de febrero de 2010

2° Parte - El derecho soberano de Dios en la elección

II Parte

En la primera parte de este estudio estábamos tratando con algunos argumentos que se levantan en contra de la doctrina de la elección, y que Pablo, adelantándose a esas objeciones, las responde otorgando claridad y certeza a favor de la soberanía de Dios en la elección.

Ahora continuaremos con esta enseñanza.

Rom 9:16-18

"Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra. De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece."

Otras de las objeciones a la soberanía de Dios en la elección, aparece en el verso 19 "Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad?"

Sabemos que Dios no solo ha escogido tener misericordia de algunos, sino que también Dios, en su santísimo consejo, permite que los hombres sigan transitando en sus "propios caminos", y como un acto de juicio sobre ese camino, endurece sus corazones en su pecado, y por causa de sus pecados. Y la objeción que vemos en el verso 19 sería más o menos está: "Pablo, eso no es justo, ¿por qué Dios sigue inculpando? porque ¿quién ha resistido su voluntad?"

La primera respuesta a esa objeción es: "Acuérdate quién eres, y quién es Dios"
Versículo 20: "Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?"

Una segunda respuesta a esa objeción, y mucho más decisiva sería la siguiente: "Recuerda los derechos de Dios."
Versículo 21 "¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?"

Pablo nos está diciendo: "Déjame recordarte algo, por si quizás se te olvidó: Dios tiene derechos, y él hace lo que quiere
con su creación". Pablo utiliza esta ilustración del alfarero y el barro.
Por ejemplo: Puedes ir a la tienda y comprar barro y hacer algún florero elegante, ese es tu privilegio; puedes hacer algún bello adorno, ese es tu privilegio; o puedes hacer algún balde para darles de comer a los puercos, o para depositarles agua a los perros, puedes hacer como tú quieras. Tienes el derecho para hacer de la misma masa de barro algunos utensilios viles para deshonra y otros para honra y admiración. Y eso es lo que Pablo nos está diciendo en el verso 21. Hermanos, no nos olvidemos que Dios tiene todo el derecho de toda su creación. Dios puede hacer lo que desee de la masa de hombres caídos.

Ahora recuerden, mantengan esto en su mente, cuando la Biblia habla del tema de la elección, en estos contextos se habla de elección para salvación; así que lo que se implica aquí es que se está viendo al hombre como pecador, en su estado caído, un pecador en Adán; y la masa de la humanidad caída está en las manos de Dios. Esta masa merece la ira de Dios, y que es Su derecho hacer lo que quiera con ellos, según su soberana voluntad. Nadie puede detener la mano de Dios y decirle ¿qué estás haciendo?. Si Dios así lo desea, puede honrar a alguno con salvación eterna, para su propia gloria y la exaltación de su misericordia, y a otros deshonrarlos con condenación eterna; y eso sería un justo juicio por sus pecados. En todos los casos, Dios sería y seguiría siendo justísimo.

Y Pablo continúa indicándonos en los versículos del 22 al 24, que no solamente Dios tiene ese derecho, sino que Él también lo ejercita para su gloria. Romanos 9:22-23 "¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria" Dios está manifestando su gloria.
Pablo nos dice que en la destrucción de los vasos de deshonra Dios magnifica su poder y su gloria en Su ira. Y en la salvación de los vasos de misercordia, Dios magnifica las riquezas de la gloria de su gracia. Y estos vasos, tanto los de deshonra como los de honra, Dios los preparó de antemano para Gloria.

Hemos examinado brevemente este pasaje.
Vimos el hecho de la ilustración por parte de Pablo de la soberanía de Dios en la elección con los ejemplos de Isaac e Ismael, y los de Jacob y Esaú. La base de la discriminación de Dios confirmada. Y las objeciones a la discriminación soberana de Dios anticipadas y respondidas por parte de Pablo.

¿Qué tiene que decirnos este pasaje a nosotros que somos hijos de Dios?

La enseñanza de este pasaje nos tiene que llenar de asombro, gratitud y humildad hacia Dios. Si nuestros corazones han sido llevados al arrepentimiento, si hemos sido traídos a ver el pecado por el Espíritu Santo y hemos huído hacia Cristo y estamos confiando en Él, si con gozo confesamos que para nosotros el morir es Cristo, es porque Dios tuvo misericordia de nuestra alma; es únicamente por eso. No es de aquel que quiere o del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. No fue porque usted o yo tuvimos suficiente sabiduría para tomar una decisión, sino que fue la decisión eterna de Dios, para incluirnos en su propósito.

Escribiendo sobre el tema de la elección, Pablo dice en Efesios 1:3-4a: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo" El corazón del apóstol Pablo está lleno de gratitud y alabanza por el solo hecho de pensar que él fue elegido para tener y ser depositario de la gracia de Dios; porque no hay ningún mérito en él.

Alguien puede decir: "Pero esta doctrina hace que Dios discrimine entre las personas" Yo te argumento que lo opuesto es la verdad. Porque todos están igualmente perdidos, todos son igualmente viles, todos merecen la ira; pero Dios, de su buen deseo, sin tomar en cuenta ningún mérito humano, sino por razones que están en Su propio corazón, Dios elige con soberanía; y maravilla de maravillas es que seamos el objeto de su misericordia.

Si algunos hombres fuesen inteligentes, nobles, y sabios; y otros fuesen necios, tontos, y de poca inteligencia; y Dios escogiera a los del primer grupo, entonces eso sería discriminación. Pero todos son iguales, estando en las mismas condiciones de pecado, entonces Dios, como alfarero, escoge de esa misma masa algunos para honra y otros para deshonra, en eso no hay discriminación alguna, sino una elección soberana.

Así que, afirmo y concluyo que esta doctrina de la elección soberana de Dios, debe llenar nuestros corazones de asombro, gratitud y alabanza a Dios.

A ti, Oh Dios, sea la gloria por siempre. Amén



No hay comentarios:

Publicar un comentario